24 de noviembre de 2006

Fe de erratas (I)

Lo primero pedir disculpas a mis intrépidos “lectores” por mi indisciplina literaria. Son las cosas del tiempo y el espacio, que hacen que mi vida corra en estas semanas a una gran velocidad.

Lo segundo manifestar un error garrafal existente en uno de los últimos textos publicados, “Reciclaje”. En él menciono al lamentablemente popular Garrote Bill. Gracias a la sabia rectificación de uno de mis compañeros de viaje vitales (ha sido tan discreto que no ha querido publicar comentario alguno), me hizo caer en la cuenta de que dicho aparejo de matar no es Bill, sino Vil. La diferencia y significación son obvias.

Sirva de excusa, y entono cánticos y oraciones para subsanar estas faltas. Espero que encuentren un hueco en sus almas de pecado, para rezar por mi culpa, mi gran culpa.

Amén.

9 de noviembre de 2006

Ley de Conservación del Dinero

“La energía no se crea ni se destruye, solo se transforma”… Este fenómeno es lo que se denomina como Ley de Conservación de la Energía. Así, podemos entender como una gota de agua se puede convertir en vapor, o cómo el agua que mueve el aspa de un molino moltura los granos de trigo. Continuamente interactuamos con energías, sólo que a veces su reconversión depende de intereses plenamente mercantiles. Un ejemplo de esto lo tenemos en la que será, a buen seguro, la crisis definitiva del siglo que avanza: El cambio climático.

La lucha de diferentes colectivos ecologistas por el calentamiento global de la tierra, concretamente por el estricto cumplimiento de los acuerdos alcanzados en Kioto, han sido un duro caballo de batalla del cual han salido linchados sin ningún tipo remordimiento por parte de la opinión pública. Por el contrario, un informe lanzado por el Gobierno Británico, concretamente por el ex - economista del Banco Mundial, Nicolás Stern, ha puesto sobre las mesas financieras un conflicto que se mantenía en el subterfugio de las agendas políticas. Parte de las anotaciones que apunta este “filósofo” de la aritmética económica, es que las pérdidas serán irreversibles para las economías mundiales si no se hace frente a esta debacle desde ya.

Nos encontramos ante la demostración de cómo el calentamiento global de la tierra ha pasado a tener otra posición en los sectores del poder mundial. La postura ahora es: Si el cambio climático va a causarnos pérdidas económicas, transformemos el problema en negocio para alcanzar réditos con él. Es lo que se podría denominar “Ley de Conservación del Dinero”. Quizá esto pueda valer para solucionar el problema a corto plazo, sin embargo no lograría cerrar la brecha abierta entre el poder monetario y el poder de la naturaleza. Resulta escrupulosamente lamentable que la articulación de los finos hilos de las divisas mundiales, mueva a los hombres a tomar partida en la defensa y conservación del mundo. En este teatro de títeres sin gracia hay un claro perdedor, y no es otro que la especie humana y los ecosistemas que aún hoy (y repito lo de “aún”) interactúan con él.

La solución empieza en tomar conciencia del problema desde nuestra responsabilidad de integrantes de este planeta. Sustituir el coche por la bicicleta, así como intentar ahorrar en el consumo energético de luz, agua y combustibles de nuestros hogares, pueden ser una primera premisa para activar nuestro particular vía crucis de descontaminación. El resto les toca a los empresarios y dirigentes mundiales… Tarea difícil en los tiempos que corren… Pero no imposible.

6 de noviembre de 2006

Reciclaje


El ser humano tiene una capacidad innata para reciclar, el problema es que no lo hace con lo que debe. Lo que parecía podía ser una buena opción para hacer justicia y poner a un dictador dónde se merece, se ha terminado convirtiendo en un bochornoso ejemplo del desafuero de la especie más animal. La condena a muerte en la horca de Sadam Husseim, nos devuelve a un pasado guardado en los baúles más secretos de algunos nostálgicos. Y para nostalgias (que no las del bolero), estaba el deficiente mental de Bush (que me perdonen los discapacitados psíquicos), afirmando sobre la sanción de su preso favorito “que era un buen día para la humanidad”… Puestos a pedir, y ya que se abre la caja de los arbitrariedades más extremas, podíamos haber apostado por una guillotina, que es más revolucionaria, o un garrote bill, que junto con el submarino de Isaac Peral han sido dos de los inventos patrios que han contribuido a sembrar un poco más odio en el mundo. Otra de las cuestiones que cabe preguntarse es si llamarán otra vez a algún antiguo verdugo, porque quizá ya nadie ajuste el nudo al punto de máximo sufrimiento. La crueldad se hace insufrible cuando se vuelve a caer en los mismos errores. “El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra”, prefiero dar la vuelta a este ripio popular y decir que “las piedras no están en el camino para tropezar, sino para esperar que llegue un animal y se la tire a un hombre una o las veces que hagan falta”, así probaremos de nuestra propia medicina.
Quizá el maestro Berlanga tenga historia aquí para reciclar (revisar en términos culturetas) su clásico cinematográfico, so pena que el gran Isbert se jubilara de su negro oficio carnicero. Hizo bien, puede que otra vez le hubiese tocado salir a la palestra.

31 de octubre de 2006

Homenaje al Gin Tonic

Siempre he dicho que mi primer Gin Tonic fue el primero de los síntomas en el pude apreciar que la madurez estaba a punto de llegar. Su amargo y dulce sabor eran una metáfora representativa de lo que acontecería la vida a partir de ese momento. Así, para combatir y celebrar las tristezas y alegrías, nada mejor que una copa de este maravillosa brebaje. Beberse el futuro de un tirón, que tus sueños e ilusiones se reduzcan a una copa de balón blanca y burbujeante, con el contrapunto bien medio de una o varias rodajas de limón, es posible gracias a esta combinación casi perfecta. Desde el memorable día en el que conocí este néctar, me ha acompañado en momentos refrescantes y digestivos, y a veces en éxtasis de insultante felicidad gracias al delirio que da su ingesta en grandes cantidades. Los maestros de la sabiduría popular tampoco dejan de lado el Gin Tonic. El periodista, escritor y poeta malagueño Manuel Alcántara no puede vivir sin él, de hecho se siente condenado a importantes dosis diarias para no frenar su capacidad literaria; o qué decir del gran Leonard Cohen, que ha destilado con los años su voz gracias al placer de la seca ginebra. Amigos, tómense una a mi salud, y aflójense (esto lo dejo abierto a que cada uno se afloje lo que quiera), y si pueden, la próxima vez que nos veamos, me invitan a una.

Ingredientes:

- Ginebra (destilada a ser posible).
- Tónica.
- Limón: exprimido y rodaja de cáscara.

Elaboración:

Servir preferentemente en copa de balón. Llenar de hielos y derramar sobre ellos un chorreón de limón natural. No vale estrujarlo antes en un exprimidor (no me preguntéis por qué, pero no sabe igual). Restregar una rodaja de cáscara del mismo cítrico por el filo del vaso, y tirar en el interior. Verter la ginebra (al gusto). Verter la tónica en forma circular para hacer que burbujee lo máximo posible. Ingerir. Disfrutar.

Ideas absurdas (I)

Hay silencios que habitan en las palabras, por eso hay palabras que no dicen nada.

30 de octubre de 2006

Entre Ray Loriga y la Nieta de Franco


El zapping te puede llevar a extremos sensoriales realmente inquietantes. Desde lo irresponsable y nauseabundo de muchos de los programas que hoy rompen los audímetros, a los espacios para intelectuales en los que se esfuerzan por hacernos entender lo moderno que es “Amnesiac” de Radio Head, o lo grande y actual de una película como “El Apartamento”de Billy Wilder. Y es que el mando a distancia nos depara estas cosas, las ondas nos dan a elegir entre un pálido Ray Loriga entrevistando a su más pálida mujer, o a la nieta de Franco bailando enloquecidamente con todo su arsenal de carnes flácidas. La distancia que separa uno de otro producto, es mínima, un movimiento de dedo hacia uno u otro sentido, pero ¿Cuál elegir? ¿Por qué de la elección? La televisión es entretenimiento, y evidentemente, divulgación, por ello hay que ofrecer al espectador algo que le lleve a evadirse constructivamente. Parece evidente, pero esta percepción queda muy lejos para los programadores televisivos, que se empeñan en saturarnos de copias imposibles de formatos más que gastados. Sinceramente, y siguiendo con los ejemplos propuestos, las tertulias intelectuales son interesante a la hora del té y con amigos, formar a base dogmatizar de qué es bueno o que no, muestra un rancio espíritu unilateral que no aporta nada a la construcción mental de la gran mayoría de públicos; por el contrario, tampoco lo es ver cómo famosetes de medio pelo se llenan la saca haciendo el ridículo durante un rato, o despotricando contra otro con todo el odio y la violencia en su gesto. Creo que existe un punto medio en el que todos podemos estar delante del televisor sin estar cruelmente globalizados, como ocurrió en la primera edición de Gran Hermano. El tratamiento de la realidad en la que vivimos desde otros puntos de vistas (siempre omniscientes), reírse de la actualidad, o tan sólo difundir lo que a todos nos interesa en cuanto a ocio o problemas e inquietudes sociales; pueden ser un buen punto de partida para dejar de idiotizarnos delante de la gran pantalla. Pongo ejemplos: espacios televisivos de divulgación científico – cultural como “Tesis” (Canal 2 Andalucía) o “Redes” (TVE 2), formatos de entretenimientos como “CQC” (T5) -yo también añoro la impronta de Wyoming, y la sátira de sus anteriores guionistas-, la mezcla de entretenimiento y formación de “La Noche Temática” (TVE 2), series de ficción en las que no todo el mundo es feliz o no hay sangre derramada gratuitamente como “Mujeres” (TVE 2), o programas que nos adentren en realidades socioeconómicas diferentes a las que consumimos habitualmente como “Solidarios” (Canal Sur TV), son algunas de las pinceladas de las que podría llenarse nuestra televisión. No digo que espectáculos como el de Operación Triunfo (T5) no tengan su espacio, que dicho sea de paso es un gran programa, pero creo que en ellos se endulzan valores que llevan a fomentar una sociedad irreal y condenada al más absoluto de los fracasos (precisamente lo contrario a lo que aspiran). Se trata de dar prioridad a una clase de contenidos respecto a otros. La audiencia elige entre lo que tiene, no elige lo que quiere… No he visto nunca a nadie demandar espacios basuras. Sin duda, estamos ante la gran mentira de nuestro tiempo, y ante la premoción de Orwell en su libro “1.984” del que se originó Big Brother. Es mejor tenernos sin pensar, alienados a la realidad vacía de los “talk show”, y dejarnos que caigamos dormidos en nuestro sofá pensando que todo marcha bien… Pensándolo otra vez, la verdad es que la nieta de franco tenía lo suyo.

23 de octubre de 2006

Springsteen... Bull killer!

Tengo que reconocer que tenía un cierto resquemor de ir a ver a Bruce Springsteen a la ciudad de la Alhambra. La verdad es que no era para sentirlo así, más cuando se paga la pasta que costaba la entrada, pero acepté con la mera intención de rellenar uno de los casilleros que aún estaban vacíos en mi pequeña lista de conciertos de grandes estrellas del rock. Un tipo de vaqueros ajustados con paquete a lo wonderbra, pañuelo rojo en el cuello y camisa a cuadros, que es icono pacifista de un país en continúa discordia con el mundo, y con un último disco en el mercado homenaje a la música popular norteamericana; huele, cuanto menos, a hamburguesa pasada de McDonals. Aún así, había que intentarlo, y no hay nada que no me haga afirmar que fue un momento musical exquisito y emocionante.

El clima vital no podía ser más propicio después de mis últimas introspecciones en el universo musical de Johnny Cash (otro grande, pronto sacaré alguna entrada sobre él). Preparado con mi lazo metálico al cuello, y sombrero tejano robado a Dylan en su última y milagrosa aparición en Madrid, me encontraba capaz y decidido para iniciar la visita al rancho musical de Springsteen. Y así fue… Un escenario a modo de salón al más puro atrezzo de las pelis de John Ford, y dieciséis músicos acompañándolo con un instrumental plenamente tradicional, desde violines a trombones, pasando por un folklórico banjo y un piano de pared sacado del mini hollywood almeriense, hacían que el espectáculo musical estuviera garantizado. Lejos de cualquier efecto o artificio mecánico, el Boss se mostró inspirado, con una gran energía y con pleno dominio de las tablas y de los compases de su banda. Desde el primer momento supo ganarse al público, haciendo que el buen rollo fuera reciproco durante toda la actuación. Country, folk, gospel, rock´n´roll, blues… La revisión de estilos fue continúa y acertada, salpicando su repertorio con alguna pequeña joya de sus éxitos de siempre como “The River”, a la que le dio una vuelta de tuerca cambiando la armónica por un pito, y una alteración sugerente en la melodía del estribillo que imposibilitó a la grada – karaoke poder cantarla con la soltura deseada. Yanqui hortera como sólo él puede ser, y con sonrisas y gestos robados al Stallone más denigrante, dedicó una canción a Andalucía con la sapiencia de sacar a los presentes un encendido a aplauso. El ritmo del concierto tampoco fue para aburrirse, haciendo de las subidas de escalas el mejor de los efectos con el no perder fuelle en lo monótono que hubieran podido resultar los compases populares estadounidenses. Es alucinante ver en plena era tecnológica una banda de estas características, sin duda puede servir de cruel moralina a las nuevas generaciones de la distorsión y los samplers, con las que comulgo fielmente, pero que dejan mucho que desear al lado del sonido de una banda como la de ayer. El talante y la honestidad de este viejo rokero, no dejó indiferente a nadie, haciendo que cada canción un espacio en el que habitar durante los extensos tiempos duración, mucho más allá del 3:55 o del 4:05 estándar del pop – rock.

El de Sprinsgteen es un circo que ha sobrevivido el paso de los años, y al que ni si quiera las nuevas tendencias del mercado han logrado dejarlo en paro. Siempre hay sitio para la música de siempre, más aún si el maestro de ceremonias es este tipo de flagrante espíritu. Lo de ayer fue para quitarse el sombrero. Amigo Boss, mi más sincera enhorabuena... Bull killer!

Muerto al Vacío

Muerto al vacío. Como una lata de sardinas. Como una idea absurda que se conserva en la memoria. Sin colorantes. Sin aditivos. Vacío. Rodeado de otros de mi especie. Despiezado. Despreciado de mi propia espina. Para no hacer daño a mis consumidores. Para no dejar que me consuma la vida. Para no vivir perdido en un mar de aceite. Vacío. Como un agujero oscuro. Hacia el azul de la luna. Hacia el metal de mis sueños. Y me dejo caer. Y salto. Y me pierdo. En la desazón de la estrechez. En el fin de mis días vacíos. Sucio. Caduco. Inerte.

5 de octubre de 2006

Paloma (II)


Mi vida, fuimos a volar, con un solo paracaídas.
Uno sólo va a quedar, volando a la deriva.

Andrés Calamaro

Paloma (I)


Una paloma apoyada sobre el vértice de una antena de televisión saca fuerzas para cagar. Parece que ya nada tiene sentido. Ni a los roedores les queda mierda para ensuciar el mundo (...)

Fragmento de Oxígeno

29 de septiembre de 2006

A los ojos perdidos


A los ojos perdidos. Al sueño de unos píes cansados de caminar. Al murmullo del silencio en la noche. Al destello fugaz, escurridizo, que se escapa del tiempo, de las manos, de la espiral de una vida indescifrable.

A la risa de seda y metal. La carcajada sonora del desengaño, del azar, de las horas marchitas. La flor encendida en la nostalgia. La nostalgia que nunca se quiere apagar.

Al sabor de los labios sin probar. Al tacto efímero, frágil, sutil. A la madera que arde lentamente en las noches de invierno. Al calor de la piel en el cielo crepuscular de verano.

Al vacío feroz, eterno en la palabra, cruel en la memoria. Al azul de melodías infinitas. La canción del paso de los años. El acorde quieto, lejano, sordo. El ápice. El instante.

A las lágrimas encontradas.

A los ojos perdidos.

Cantos de Sirena para Ulises suicidas

Suenan cantos de sirena para algunos, sólo que esta vez los Ulises no se quedan atados a escuchar el dulce sonido de las ninfas. Los Ulises de hoy, no tienen nada que perder y se lanzan a la mar libres de pies y manos, a probar suerte en su travesía, o mejor, a intentar probar algo digno que echarse a la boca. El efecto llamada de las sirenas no está en la voz exterior de la regularización de emigrantes, sino en la voz interior del estómago que pide indiscriminadamente un plato de comida con el que saciar su HAMBRE.

Quizá el tipo elegido para escribir esta palabra no recalifique suficientemente su total significado. Quizás no existan PALABRAS dignas e íntegras para representar lo que expresa este vocablo en África. El hambre arrasa. Más de 800 millones de personas pasan hambre todos los días, 300 de éstos son niños. Cada 3,6 segundos una persona muere de hambre y la gran mayoría son menores de 5 años… Datos que posiblemente por manidos y mencionados han pasado a ser un equipaje más de nuestras vidas, de la misma forma que cualquiera de las broncas entre los concursantes de Gran Hermano, o como la derrota de la selección de fútbol… Parece que nada tiene sentido… La vida, algo fundamental, acaba perdiendo todo fundamento, pormenorizándose en conjeturas mínimas, conjeturas sujetas (como casi todo) a las corrientes del poder los nuevos imperios devastadores de la globalización (esta frase se la robo a Horacio).

En todo este aluvión de informaciones escasamente sesgadas, sólo existe algo claro: El proceso extraordinario de incorporación de irregulares a la ciudadanía, a la cual pertenecen por naturaleza (insisto en lo de “naturaleza”), no ha sido el causante del éxodo mediático que estamos viviendo en la actualidad. Resulta bochornoso, indignante e incluso insultante, que se justifique una situación de estas características en una medida necesaria para la adecuación de un país en creciente progreso como España, que crece en gran medida gracias a la ayuda de este colectivo. No dejemos pasar por alto otro dato significativo, el crecimiento del 0,7% del PIB es consecuencia de la incorporación de esta nuevo estrato poblacional tras esta medida extraordinaria… ¿No les parece que merecen el reconocimiento de tener la hoja que les legalice como ciudadanos, o mejor como PERSONAS dignas de habitar en un país?... Mientras se desvía la atención hacia otros estadios de opinión, el mundo gira con su cadencia destructiva. Así, mientras la población africana trabaja limpiando el pescado con el fin de exportar sus maravillosos lomos, el pueblo se come la raspa que sobra (sí, la raspa, por si alguien no se ha enterado)… Mientras la iglesia predica su evangelio a los cuatro vientos la no utilización del preservativo para la fértil procreación, los africanos obedecen al dogma de fe impuesto por el Vaticano, fecundando muertes por VIH… Mientras los aviones parten desde Senegal con el pescado limpio y listo para ser consumido, otros llegan con armas para fomentar guerras existentes tras la división en tiralíneas de un país tras su descolonización (estos ejemplos son extraídos del documental “La Pesadilla de Darwin”, os emplazo a que le echéis un vistazo)

Existe graves peligros en todo este juego político – racial: podemos caer en una división de bandos insalvable, en la discriminación injustificada, y en nuestro caso particular, en la creación de bolsas de pobreza que pueden traer como consecuencia, revueltas como las desarrolladas en Francia. La libertad está en peligro, y no se pondrá fin sino atajamos el problema desde la raíz. La emigración en masa existirá si seguimos fomentando las diferencias entre el sur y el norte, entre el poder y la explotación, entre la pobreza extrema y el consumismo desorbitado. La única solución a este desastre se encuentra en el desarrollo socioeconómico de estos países, en la emisión de ayudas reales y suntuosas, y en la eliminación de los mandatarios corruptos que tratan a su vez con empresas y diplomáticos corruptos del imperio dominante. Quizás suene a discurso “hippie-perro-flauta”, pero amigos, os invito a que os asoméis a la realidad que se vislumbra a la orilla de nuestro literal… Quizá os encontréis un cadáver flotando en el agua…

12 de septiembre de 2006

Juego Limpio

Quieren sopa, pues, dos tazas... Aquí os subo un artículo que he escrito para "La Fragua", la revista que edita Horacio Eichelbaum...

Juego limpio

La provincia de Málaga se configura como un suntuoso palacio natural, no en vano, de sus 7.276 km² de superficie, el cincuenta por ciento son zonas protegidas con alguna catalogación legal. Espacios de diversa índole que van desde las alucinógenas formaciones rocosas del Torcal, a los costeros acantilados de Maro, pasando por lo extensos pinsapares de la Sierra de las Nieves que bien merecen su catalogación de Reserva de la Biosfera. Cifras y paisajes que muestran objetivamente la importancia de nuestro territorio. Aunque no todos especulan igual sobre esta realidad en números, si bien la maquinaria del hormigón y el ladrillo se prevé convertir en la protagonista de una película de terror con tintes apocalípticos, con un nuevo escenario alejado esta vez del litoral mediterráneo.

El paisaje del interior de la geografía malagueña sucumbe a las necesidades de una denostada Costa, que ya no esconde ni un rincón en el que poder cimentar su negocio. Y a los problemas, soluciones… Así, para continuar con el engaño, las últimas corrientes tienden (que no la ropa) hacia un nuevo turismo residencial. Como bien señala el Plan Qualifica llevado a cabo por la Junta de Andalucía, la Costa del Sol se encuentra “agotada” (y tanto, con lo que ha tenido que soportar), y aboga por nuevos públicos que dejen su dinero durante más tiempo, ofreciendo servicios de calidad con nuevos productos que diversifiquen la oferta. ¿Y en que se puede traducir esta ecuación? En construir complejos de descanso con campos de golf, en los que los residentes temporales se instalen a sus anchas, en espacios en los que no haya ni un ruido, y con un cierto tipismo a su alrededor. O lo que es lo mismo, convertir el sotobosque en césped, los árboles en palos con banderines para marcar los hoyos, los manantiales naturales en lagos artificiales (eso sí, de agua reciclada), y cambiar a los autóctonos y sus tradiciones por el objeto mismo de la inversión, turistas y sus circunstancias.

Pero los efectos de esta devastadora metamorfosis no acaban aquí. La construcción de estos complejos de “ocio y diversión” necesitan de la arena que los sustente, por lo que se abrirán nuevas canteras que darán al paisaje nuevos agujeros en las montañas malagueñas, que a su vez contaminarán de polvo la atmósfera del aire que respiramos. Y lo más importante, hay que hacer llegar el agua al lugar menos adecuado bajo cualquier parámetro, saltándonos, como no podía ser de otra manera, la estricta política de ahorro de este escaso bien tan preciado.

Un panorama nada alentador, si a esto le sumamos la gestión llevada a cabo por muchos de los mandatarios de los municipios, que ven en el chalé adosado como el mejor síntoma de progreso y esperanza para su localidad. Sin olvidarnos de los corruptos, que compran terrenos de forma privada para luego recalificarlos desde su estatus de poder. Parece un largometraje demasiado real, con demasiado color para que se destiña con el tiempo, con demasiados intereses para dejarlos escapar por “cuatro árboles”… Ahora disponemos de herramientas para construir un futuro razonable y acorde a las necesidades de los municipios. Ahora es el momento de borrar la imagen de las futuras postales, con la silueta de una montaña recortada en forma de edificios.

La restricción de los nuevos PGOU es uno de los medios para frenar el holocausto de este territorio, pero no el único. La llegada de inversiones que fomenten las industrias de transformación de alimentos, principalmente; la apuesta por un turismo rural en armonía con el hábitat que impulse la desestacionalización; el estudio urbano para su construcción bajo parámetros energéticos, estéticos y con un planeamiento sensato, así como la defensa y explotación de las tradiciones que mantengan la autenticidad de muchos de los rincones de las comarcas; son algunas de las medicinas que necesita este enfermo de salud delicada, que puede caer en el cáncer terminal del delito urbanístico. En definitiva, la aplicación de políticas de desarrollo sostenible reales, que fomenten el tejido socioeconómico, y que hagan a su vez reales la existencia de la población en el territorio, sin caer en el bunker sin salida del golfista. Siempre hay palos para sacar la bola de la arena, aunque si la arena la mezclamos con cemento seguramente sea impracticable el terreno. Deportividad ante todo, y démosle una oportunidad al juego limpio.

Internet nos hace libres

Queridos amigos y amigas, lectores varios, tengo que comunicaros una mala noticia: la censura aún existe. Así es, por primera vez en mi carrera profesional me han echado atrás algo por intereses ajenos a lo puramente profesional, y los motivos, evidentemente, políticos. La historia comienza cuando le encargo al gran Horacio Eichelbaum, escritor, filósofo y amigo, un pequeño artículo para la sección de Opinión de la revista que edito. Mi objetivo era cada mes, sacar diferentes voces con cierta relevancia dentro de la provincia. Para quién desconozca a Horacio sólo puedo decir de él que es un maestro de la comunicación. Irónico, analista de lo cotidiano y portador de ideas solidarias de la forma más amena y sencilla, lleva afincado en el sur desde hace más de veinticinco años, tras abandonar su exitosa etapa periodística en argentina y buscar nuevos aires a su vida (www.cedma.com/archivo/eichelbaum/index.html). Desde mi entender personal, y como responsable del Dpto. de comunicación de este organismo, creo que el artículo escrito para la revista se adapta a la perfección a la línea editorial del panfleto, o al menos a lo que en teoría se debería defender desde esta entidad… No me enrollo más, tendría muchas más cosas que decir desde mi indignación. Os dejo con lo que pudo ser y no fue. Internet nos hace un poco más libres, hoy es un ejemplo de ello:

CUIDADO CON LOS NUEVOS "OKUPAS"

Por momentos, parece que se estuviera librando una terrible batalla entre los seres humanos y la Naturaleza. Lo que hoy da dramáticos tintes guerreros a esa confrontación es el avance del cemento y el ladrillo sobre los entornos de ciudades y pueblos, que está encendiendo luces rojas en muchos lugares, particularmente en la Costa del Sol.
La actual velocidad del proceso urbanizador se ha convertido en algo verdaderamente ‘insostenible’: lo contrario de la deseada (pero todavía apenas buscada) meta del desarrollo ‘sostenible’.
El desmadre de la construcción representa ya una amenaza generalizada hasta para el ‘habitat’ humano, de modo que no es posible confiar en que se vaya a detener a las puertas del ‘habitat’ protegido para la flora y la fauna y la preservación del paisaje.
Es obvio que la planificación urbanística se basa en delimitar espacios urbanizables y prever sus necesidades futuras de viales, tendidos eléctricos, telefónicos, etc., así como en reservar sitios para instalaciones sanitarias, educativas, zonas verdes, deportivas, etc. Además, las nuevas zonas urbanizadas deberán tener cubiertas una serie de necesidades, en primer lugar la vital disponibilidad de agua potable.
Cuando se percibe la construcción como un peligro es porque se salta los límites establecidos: urbaniza tierras rústicas, invade espacios previstos como zonas verdes o como futura infraestructura, o bien programa actividades que compiten con las necesidades de la población (como ocurre con los campos de golf y sus ingentes necesidades de agua, comparables a las de núcleos urbanos de 15 ó 20.000 habitantes.
Con la legislación existente –sumándole la actualización prevista de algunas normas- tales desmadres deberían poder controlarse sin mayores dificultades. Pero algo ha estado fallando en muchos sitios, donde los controles han sido insuficientes o se han presentado los tan sonados casos de corrupción. Y ya ha habido ocasiones en las que las nuevas construcciones invadieron incluso espacios naturales.
A la vista de los desmanes felizmente perseguidos hoy por la justicia, pero a la vista también de situaciones de deterioro urbano y ambiental que no se atajaron a tiempo, será fundamental guardar una actitud vigilante en defensa de los espacios protegidos, para que esa protección no resulte simplemente un autoengaño para la sociedad.
Para estar verdaderamente alertas, es fundamental abrir paso a las organizaciones ecologistas para que participen activamente en esa vigilancia. Parece preferible un exceso de celo que una falta de control. El agobio que puede representar una exagerada demanda de protección es una carga menor comparado con los daños, muchas veces irreparables (como lo han sido en muchos lugares de la línea costera) que puede provocar que el ladrillo y el cemento se conviertan en ‘okupas’ de los espacios naturales.
En estos tiempos en los que se habla tanto de participación, no hay mejor ocasión que ésta para aplicar cotidianamente esa filosofía. Después de todo, se trata de estimular las raíces democráticas, que se pudren o se secan cuando el funcionamiento de la democracia se limita casi exclusivamente al ritual de la urna y el voto.

Horacio Eichelbaum

11 de septiembre de 2006

Vida Gris

Pinto de gris,
paisajes eternos,
de un cielo que nunca veré.
El mar de los sueños,
el desnudo complejo,
el azar del destino perdido.
Manos de barro,
esculpidas con años,
de soledad.
Manos por las que el tiempo,
no deja de pasar.

Perdido en la vida,
en la angustia sin ira,
en el tic – tac imparcial.
En canciones que el olvido
nunca escuchará.
Ahora pienso en voz alta,
Y digo lo que siento.
Sentimientos de libertad.
Extraído de mi etapa de compositor callejero con palestina aderezando el cuello.
Amigo Pablo, pudimos haber sido los teloneros del viejo Bob.
Aún nos espera la música, bendita pasión...

El espíritu de Erice


Fue a final de curso. Había un ciclo especial por el centenario del periódico local, y me dijeron que pasaban una película llamada “El espíritu de la colmena”. Pregunte de quién era, y me respondieron contundentemente: “Víctor Erice… Un grande”. Durante ese año había escuchado en muchas ocasiones esa misma expresión, acompañada en otras tantas veces de nombres dispares. Algunos con más acierto, otros con menos. Yo era una esponja que absorbía cine con el ansia del que quiere conocerlo “todo”, sin saber que dentro del “todo” amorfo hay una amalgama de bodrios insufribles. Cuando salí de la sala de proyección sabía que a partir de ese momento mi concepción del cine había cambiado. Al principio no supe que decir, hasta que entendí que a mis acompañantes les pasó lo mismo.

Esta historia puede ser un cliché de lo que un espectador puede sentir al ver una película que nos arranque de un cuajo el alma, pero Erice va más allá. La constante poesía que emana cualquiera de los fotogramas de sus películas, hace que este cineasta vasco nos empape la piel de la sutileza artística que sólo los grandes genios pueden conseguir.

Pero el maestro no muestra todas sus cartas en la estética que configura su impecable obra fílmica. Sus temáticas y motivos escarban en lo más profundo del ser: el silencio, la meditación, la infancia; al igual que el camino, los pueblos, el páramo, hacen que se encuentren con el hombre para resolver el drama con un gusto sublime. No estamos ante cualquier obra, es como si nos dejásemos llevar por la armonía de un paisaje excepcional, en el que nos instalamos echando raíces y nos dejamos llevar a su aire como una veleta. Como esa maravillosa gaviota que marca el paso del tiempo en “El Sur”.

Erice es en si un personaje único, auténtico. Un espíritu pensante y mágico que se muestra de forma precisa. Un autor que permanece ausente en su submundo creativo para salir de él, y sorprendernos con proyectos excepcionales. Cosa difícil en nuestros días. Un ejemplo lo tenemos en la muestra titulada “correspondencias”, que se expone en la Casa Encendida de Madrid del 4 de julio al 24 de septiembre (¡Queda poco amigos!). En ella, nos enseña un intercambio de cartas audiovisuales con otro grande, el director iraní Abbas Kiarostami. Una instalación simétrica, en la que se afronta el enriquecimiento de dos concepciones creadoras. Un lujo al alcance del que quiera empaparse de la mirada de dos cineastas personales y de un nivel excepcional. Aún nos quedan unos días para seguir disfrutando de esta exposición, la cual os recomiendo encarecidamente, eso sí, con grandes dosis de café y de tiempo, y la mirada abierta hacia el infinito de la concepción natural.

28 de agosto de 2006

A veces...

A veces soy fiel a la nostalgia. A la victoria y el fracaso. A los sueños que me vieron nacer, y otras muchas morir. A veces soy humano, y le arranco de un pellizco a la melancolía los años gastados. Otras me vuelvo raquítico de palabra, de pensamiento, de obra, de omisión, de culpa, de mi gran culpa… Como un ripio fino y descarnado que reverbera en los posos de la angustia. A veces me siento que ya no estoy, y me hago vapor en las sombras, humo sin ceniza, clavo que sin arder se agarra helado de amparo. Querer siempre quiero, y a veces descubro en su sexo lleno de trigo y miel la flor de la pasión, de la locura, del desenfreno. Quizá, hoy sólo sea el poeta frustrado de las noches de agosto, el sol que se seca para llenarse de vida, la vida bañada de fiesta, la algarabía musical de tus labios mojados. A veces, te escribo porque no espero respuesta, porque sólo quiero hacer brotar carajadas, despilfarrar lágrimas, y enterrar en un saco el dinero a esperar que llegue una paloma y lo lleve a otro lugar. Siempre sin consuelo, como un manantial de agua muda, de agua que no quita la sed. Siempre al borde del precipicio, del mar, de los ojos, de las nubes, del sonido. A veces creo que estoy cerca de mí… Pero me pierdo.

Dylan, la edad es un grado


La vejez significa para algunos la decrepitud y decadencia del cuerpo, e indudablemente de la mente. Y es que hacerse mayor no es tarea fácil. El espíritu revolucionario cae rendido lentamente ante los ataques de la comodidad, y los bríos de antaño pierden credibilidad con la búsqueda de un camino limpio y allanado hacia el final de los días. Un camino que no siempre es el deseado, y que a veces se entremezcla con la monotonía y la rutina de no haber sido fiel a la conciencia vital que nos orienta.

Sin lugar a dudas, este no es el caso de Bob Dylan. A sus sesenta y cinco años puede presumir de hacer lo que le da la gana, tarea bastante difícil en esto de la música, y lo más complicado, tener su cabeza pensante en inmejorables facultades atléticas. Mientras sus compañeros de generación llenan la saca a base de macroconciertos domingueros (véase el caso de los Stones, con “desplantes” como los que han hecho a los amigos pucelanos y almerienses), el de Minessota se ha paseado por los escenarios españoles durante este verano mostrando su talante errático e inconformista. Actuaciones que hicieron valer la vigencia de un mito que no se duerme en la inercia de su propia leyenda, y que hacen que cada concierto sea distinto al anterior. Algo duro para a sus aficionados que oyen como destroza clásicos a su antojo (para eso se construye, ¿no?), a la vez que ensalza otros, como fue el caso en su última gira de “Master of War”… Realmente magistral.

La trayectoria profesional de este poeta nominado en varios ocasiones al Nobel de Literatura, ha ido siempre indagando en la revisión de nuevos estilos musicales. Desde sus inicios como cantautor folk, al rock anfetamínico y vanguardista que implantó en los sesenta, pasando por su particular exploración del country con discos como “Nashville”, o su etapa espiritual con iluminados clásicos como “Knockin´ On Heaven´s Door”, Dylan ha deshojado los pétalos de una flor que aún no se ha terminado de secar. Y así es, este personaje (en el léxico coloquial “freaks” o “freky”) aún no ha dicho la última palabra, o más bien su último verso, como lo demostrará (aún no lo he escuchado) la que es su nueva publicación de estudio “Moderns Times”, y que llenará los cinco años de vacío musical existentes desde "Love And Theft".

Un caudal creador que no ha cesado en ningún momento, sacando pecho hasta en los instantes más difíciles, como fue la grave enfermedad de corazón que le obligó a apartarse de los escenarios, y que al tiempo lo resucitó con su sublime “Time Out of the Mine”. Quizá su voz más quebrada de la cuenta nos indique que los años hacen mella en su cuerpo. Su aullido, hoy es un símbolo de la dignidad artística y musical de la que hoy carece la industria del disco.

Yo quiero ser Dylan de mayor… ¿y tú?

El futuro en el culo de Las Palomas

La ignominia humana nos hace pensar que somos los únicos poseedores de este planeta. Mentes que ignoran por completo el poder de los reinos animales y vegetales, sin olvidar, evidentemente, las sacudidas naturales que continuamente amenazan a nuestro supuesto orden. Quizá partiendo de la premisa de “quién la hace la paga”, o lo que es lo mismo aunque más agresivo (desde mi parecer), el popular “ojo por ojo, diente por diente”, nuestro sistema terráqueo se revela ante lo que el considera opresiones del sistema evolutivo biorítmico - natural. El cambio climático o los huracanes que destruyen regiones antinatura (que se prepare la Costa del Sol), son buenos ejemplos de cómo se articula la ley más pura existente sobre nuestras cabezas. Bajo esta premisa cabe pensar la creación de un nuevo movimiento que se organiza en supuesta clandestinidad, pero que no escapa a la vista de nadie, es el de las palomas. Esta ave febril y simbólica, no es más que un roedor volante, que se reproduce con una velocidad de vértigo, y que vive en constante enfrentamiento con la especie humana. Es curioso que uno de nuestros máximos enemigos se convierta en icono pacifista, sin duda, es para escribir todo un tratado sobre la estupidez humana, la existencia y sus definiciones. En esta lucha, su capacidad organizativa está haciendo que su batalla en el “submundo” animal de las ciudades esté plenamente resuelta a su favor. Siendo así, y habiendo aniquilado la posibilidad de dominio que cualquier insecto o cuadrúpedo (está última ha sido fácil, la falta de control aéreo les ha desterrado de esta privilegiada situación), sólo queda esperar lo peor: el ataque a los seres humanos. Quizá parezca injusto que por unas cuantas deformaciones de cráneo o del aparato digestivo, la eliminación de la capacidad de vuelo en alguno de los experimentos practicados hacia algunas especies, y otras tantas aberraciones que han derivado en la creación de miles de “bichos” a nuestro gusto (o mejor, mal gusto, alguna de ellas son realmente nauseabundas) y antojo, puedan enderezar el peso de la balanza hacia su favor. Así es amigos, los decretos naturales se imponen ante cualquier ordenación del hombre. Nunca sabremos si es justo o no, lo que sí se puede llegar a entender es la falta de inteligencia y criterio con la que hemos tratado (y seguimos tratando) a los ecosistemas existentes a nuestro alrededor. No es de extrañar así la creación de estos movimientos metropolitanos alternativos, que persiguen desenfrenadamente el holocausto de los viandantes. Quizá no seamos realmente conscientes del monstruo que hemos creado, pero al menos si debemos ser objetivos y reconocer que hay motivos para que no dejen de cagarse sobre nuestras cabezas y abrigos. Sus proyectiles llenarán de mierda las calles y rincones de las urbes, hasta que sucumbamos a su infecto poder. Hitchcock ya hacia alarde de esta apocalíptica premonición con la metáfora final de su película “Los Pájaros”. El hombre encerrado en su propia jaula, y el pájaro libre destruyendo todo lo que le venía en gana. Algo parecido a lo que ocurre hoy en día con EEUU con sus particulares campañas demócratas. Esperemos que a Bush no le crezcan alas… No me gustaría oler su culo.