29 de octubre de 2008

Se busca nombre para personaje...

Hace un par de semanas participe en un curso de interpretación y construcción de personajes impartido por Ramón Salazar, director malaguita que tiene en su haber el cortometraje "Hongos" y los largos "Piedras" y "20 Centímetros". Disfrute muchísimo, sobre todo porque este tipo tiene una sensibilidad especial en el trabajo con el actor (creo que aún tengo sindrome de estocolmo). También fue muy importante para mí porque volví a escribir algo de ficción después mucho tiempo sin adentrarme por esas derivas. Aquí os dejo el personaje que salió de mis desafíos neuronales, no tiene nombre, así que se admiten bautizos, por si le damos vida o lo dejamos morir, de vosotros depende...
"Escritor de profesión (46 años). Alto. Delgado. Pelo Castaño. Sus ojeras son del color de la penumbra en la que vive sus días. Fumador incansable. Drogadicto por necesidad. De gran carcajada, siempre la más alta, siempre con acidez sobre los que les rodean, poniéndolos a prueba, y tratando de jugar con ellos a lo que no pudo en su niñez. Hablador, consciente de sus propias mentiras, pero no lo puede evitar, le encanta mentir.
Hijo único, su infancia deambuló corriendo entre los viñedos familiares que no le permitían exprimir el jugo a su vida, y que daban una gran comodidad económica a sus padres gracias a la bodega con la que explotaban sus terrenos.
Su hogar era todo corrección. Buenos modales en la mesa, con conversaciones forzadas sobre los éxitos familiares, lo exquisito de la trucha y lo importante de llegar lejos en la vida, se mezclaban con extraños e incómodos silencios. Todo ello enmascarado en una atmósfera de felicidad vestida de lámparas de araña, cuadros con bodegones de frutas en marcos dorados, alfombras rococós, y crucifijos sobre las camas.
Del campo a la escuela en Logroño en el mejor colegio de pago, dejando escasas relaciones amistosas por el camino.
En la adolescencia recibe su primer choque frontal al descubrir a su padre follando apasionadamente con la madre de uno de sus pocos amigos. A partir de aquí comenzó a comprender las horas que su papá no dejaba de mirar sus tierras desde la terraza de su hogar, asfixiando su tiempo con el humo de su cigarro.
Marcha a Madrid dónde comienza a estudiar Derecho. Allí se bebió su infancia de un trago, sin degustaciones, sin importarle el futuro, eliminando el pasado… Siempre quedan posos.
Vivió los intensos días de la movida madrileña, con sed, con entusiasmo y no dejando descansar su cabeza dormida hasta el momento. Sexo, música, calles, películas, drogas, bares, ideas… Todo al límite. Descubrió la necesidad de crear, y creó la necesidad de su reconocimiento. Aunque no siempre fue así, a aquellos primeros años de locura y diversión, le siguió la depresión de una época agotada en su propia vanidad. Colaborador de diversos fanzines, escribe su primera novela inspirándose en las vivencias de aquellos días, sirviendo de texto generacional de los 80. Conoce el éxito a la vez que el fracaso. A partir de aquí comienza un periplo en el que se dedica a vagar por el oficio de la escritura trabajando de negro, redactando publireportajes o guías de viajes, traduciendo obras… Siempre al borde del precipicio, siempre inspirado por la adrenalina de no tener nada que perder.
Conoce a Mar en un club de intercambio de parejas. Se enamoró rápidamente de su fresca locura, de sus ganas de vivir, de sus tetas puntiagudas, de su capacidad para resolver problemas, de su fuerte carácter, de su hilera de pelos bajo el ombligo. Su estabilidad se rompe con un inesperado embarazo tras tres años de relación. Comienzan las peleas, los reproches, los celos, la vuelta a la calle, a la ansiedad, al alivio del olvido. Con el nacimiento de su único hijo se rompe definitivamente la relación, haciéndole responsable de su fracaso sentimental.
Tras reiterados agobios económicos y problemas de salud, tiene un golpe de suerte: Es el principal valedor de la herencia de su padre. Se acabaron los problemas hasta que se entera del grave accidente de su hijo. Su reacción es jugarse todo su dinero en el casino".

Bolivia on the road

Para viajar por Bolivia es impresncindible llenar el depósito de nuestras aceleradas vidas de paciencia y comprensión. Sin estos componentes difícil se hacen las largas horas de imposibles carreteras, y el tremendo choque cultural entre los esquemas del primer mundo y el de un desamparado tercero en el que se sumerge todo este basto territorio. Aún así, cualquiera puede disfrutar de algunos de los rincones más maravillosos del mundo (y no es exageración, os invito a que lo comprobéis) como el Salar de Uyuni, el Lago Titicaca, pueblos perdios en mitad del altiplano, ciudades "espectaculares" como La Paz o Sucre, o la selva existente en el Departamento del Beni (siempre que haya bloqueo autonomista, claro...). Aquí os dejo algunas isntántaneas de los días en los que estuvimos conociendo este duro y apasionante país.


El Salar de Uyuni se encuetra a unos 4000 metros de altura. En la foto, la isla del Pescado, un oasis lleno de cáctus en mitad de la blaquecina superficie.

Laguna Colorada se encuentra en La Región de Lípez dentro del Parque Nacional de Fauna Andina Eduardo Abaroa, en la zona del altiplano potosino, una territorio de volcanes inactivos a unos 5000 metros de altitud. Aquí sólo hay silencio, flamencos y alguna que otra yama... Un sitio único.


A la salida de la Región de Lípez paramos en este pueblo perdido de cuyo nombre no me acuerdo, pero del que nos llevamos una idea bastante amplia del nivel de subdesarrollo agarario existente en el altiplano... Bonito lo de lavar la ropa en el río en este maravilloso paisaje, habría que preguntárselo a esta cholita si le parece lo mismo...



El lago Titicaca es un mar a 4000 metros de altura. La vista se te pierde en el azul de sus aguas, hasta que das de bruces con la Cordillera Real (lo que se ve en el fondo de la foto, no son sólo nubes, si os fijáis hay montañas heladas). Supuestamente en la Isla del Sol nació la civilización Inca... La verdad es que si que hay algo de espiritual en este sitio. En fin, otro lugar para perderte en el paisaje.

Creo que la imagen habla por si sóla... En las laderas que rodean al centro histórico y al "down town" de la ciudad y en la cima que se extiende, se levantan casas de ladrillo visto que es conocido como El Alto. Aquí vive mucha gente, mucha, no os hacéis una idea... Otro suburbio más de Latinoamerica.



Para llegar al Río de Santa Rosa y ver imágenes como las que pudimos contemplar subidos en esa barca, tuvimos que atravesar varios bloqueos como el que se muestra arriba... Toda una experiencia, os lo aseguro, principalmente una buena dosis de clima político boliviano.