8 de mayo de 2008

Digresión de un individuo común (III)

“Siempre supe que aquello era su máxima. Mientras regaba mis plantas de marihuana le agradaba cantarles canciones de Lennon y Tom Waits. Creo hubiera sido un buen jardinero. También, alguna que otra vez recitaba una cosa que se había aprendido de Cortázar… Resultaba raro, pero la vegetación creció hasta hacerse adulta y morir a su modo. Los ciclos vitales, ya sabes como son… un buen día te levantas, está nublado, cae una tormenta increíble, te cala hasta los huesos mientras vas al trabajo, tu jefe te consume el cerebro, te resbalas en cualquier charco, te caes, y vuelves a casa resfriado, ¿qué más se puede pedir?".


No hay comentarios: