9 de noviembre de 2006

Ley de Conservación del Dinero

“La energía no se crea ni se destruye, solo se transforma”… Este fenómeno es lo que se denomina como Ley de Conservación de la Energía. Así, podemos entender como una gota de agua se puede convertir en vapor, o cómo el agua que mueve el aspa de un molino moltura los granos de trigo. Continuamente interactuamos con energías, sólo que a veces su reconversión depende de intereses plenamente mercantiles. Un ejemplo de esto lo tenemos en la que será, a buen seguro, la crisis definitiva del siglo que avanza: El cambio climático.

La lucha de diferentes colectivos ecologistas por el calentamiento global de la tierra, concretamente por el estricto cumplimiento de los acuerdos alcanzados en Kioto, han sido un duro caballo de batalla del cual han salido linchados sin ningún tipo remordimiento por parte de la opinión pública. Por el contrario, un informe lanzado por el Gobierno Británico, concretamente por el ex - economista del Banco Mundial, Nicolás Stern, ha puesto sobre las mesas financieras un conflicto que se mantenía en el subterfugio de las agendas políticas. Parte de las anotaciones que apunta este “filósofo” de la aritmética económica, es que las pérdidas serán irreversibles para las economías mundiales si no se hace frente a esta debacle desde ya.

Nos encontramos ante la demostración de cómo el calentamiento global de la tierra ha pasado a tener otra posición en los sectores del poder mundial. La postura ahora es: Si el cambio climático va a causarnos pérdidas económicas, transformemos el problema en negocio para alcanzar réditos con él. Es lo que se podría denominar “Ley de Conservación del Dinero”. Quizá esto pueda valer para solucionar el problema a corto plazo, sin embargo no lograría cerrar la brecha abierta entre el poder monetario y el poder de la naturaleza. Resulta escrupulosamente lamentable que la articulación de los finos hilos de las divisas mundiales, mueva a los hombres a tomar partida en la defensa y conservación del mundo. En este teatro de títeres sin gracia hay un claro perdedor, y no es otro que la especie humana y los ecosistemas que aún hoy (y repito lo de “aún”) interactúan con él.

La solución empieza en tomar conciencia del problema desde nuestra responsabilidad de integrantes de este planeta. Sustituir el coche por la bicicleta, así como intentar ahorrar en el consumo energético de luz, agua y combustibles de nuestros hogares, pueden ser una primera premisa para activar nuestro particular vía crucis de descontaminación. El resto les toca a los empresarios y dirigentes mundiales… Tarea difícil en los tiempos que corren… Pero no imposible.

3 comentarios:

umla2001 dijo...

Tienes toda la razón. Pero es difícil. Y más que lo va a ser: será muy duro para nuestros hijos y nietos, si es que estos llegan a sobrevivir a la destrucción del planeta, que cada vez me parece más inminente.

Mi pequeña aportación, después de pasar tres años corriendo detrás de los autobuses y sin más remedio al final que recurrir al coche, consiste en el uso de papel reciclado que mis "compañeros", tiquismiquis, no dejan de criticar.

Da coraje intentar ahorrar agua para al momento ver como el portero de tu bloque tiene el grifo abierto durante 10 minutos, inundando un portal que no necesita ser "regado" de ese modo.

En fin, que soy pesimista. Pero si el dinero, que mueve el mundo, ayuda a frenar un poco esta situación, bienvenido sea.

Todo a Cien dijo...

hola georgi. es difícil pero no imposible como tu dices. yo ahora estoy intentando ahorrar el mayor agua posible. riego las plantas con el agua fria que recojo en un cubo antes de que llegue la caliente a la ducha pero reconozco que como nos tomemos conciencia...como dice umla no los nietos...nuestro hijos andarán de cabeza. por cierto, ya casi me he visto vestida de blanco....jejej ya te contaré.

Anónimo dijo...

Hola Umla y Pensamientos:

Perdón por la tardanza en contestar a vuestros comentarios. En ambos casos señaláis cosas concretas de vuestra vivencia de cara a la eliminación de esta brecha abierta “entre el poder de la naturaleza y el poder monetario”. No es mala opción tampoco que desde los sectores económicos se tome conciencia del inminente decible ambiental del planeta, si es la única forma… Sin embargo, creo que no existe una interiorización plena del problema. Parece que todo es imperecedero, y que los únicos que nacemos y morimos en esta historia somos nosotros. Es necesario saber que estamos dentro de un complejo sistema en el que el hombre es uno más, y no la pieza fundamental del engranaje…

No esta mal para ser las 09:.00.