6 de noviembre de 2006

Reciclaje


El ser humano tiene una capacidad innata para reciclar, el problema es que no lo hace con lo que debe. Lo que parecía podía ser una buena opción para hacer justicia y poner a un dictador dónde se merece, se ha terminado convirtiendo en un bochornoso ejemplo del desafuero de la especie más animal. La condena a muerte en la horca de Sadam Husseim, nos devuelve a un pasado guardado en los baúles más secretos de algunos nostálgicos. Y para nostalgias (que no las del bolero), estaba el deficiente mental de Bush (que me perdonen los discapacitados psíquicos), afirmando sobre la sanción de su preso favorito “que era un buen día para la humanidad”… Puestos a pedir, y ya que se abre la caja de los arbitrariedades más extremas, podíamos haber apostado por una guillotina, que es más revolucionaria, o un garrote bill, que junto con el submarino de Isaac Peral han sido dos de los inventos patrios que han contribuido a sembrar un poco más odio en el mundo. Otra de las cuestiones que cabe preguntarse es si llamarán otra vez a algún antiguo verdugo, porque quizá ya nadie ajuste el nudo al punto de máximo sufrimiento. La crueldad se hace insufrible cuando se vuelve a caer en los mismos errores. “El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra”, prefiero dar la vuelta a este ripio popular y decir que “las piedras no están en el camino para tropezar, sino para esperar que llegue un animal y se la tire a un hombre una o las veces que hagan falta”, así probaremos de nuestra propia medicina.
Quizá el maestro Berlanga tenga historia aquí para reciclar (revisar en términos culturetas) su clásico cinematográfico, so pena que el gran Isbert se jubilara de su negro oficio carnicero. Hizo bien, puede que otra vez le hubiese tocado salir a la palestra.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No estoy en absoluto a favor de la pena de muerte pero como todo en esta vida es relativo. Está claro que con la maquinaria de poder de Sadam Hussein una condena suya no duraría más de un mes en la cárcel aunque, efectivamente, ver violencia fomenta la misma.