26 de marzo de 2007

El Eslabón Perdido

Que Radiohead ha sido la banda que ha revolucionado el decrépito rock de los noventa, eso es indiscutible. Que discos como “Kid A” o “Amnesiac” son realmente sublimes y han sembrado los parámetros de lo que es un nuevo planteamiento en los postulados de la música popular, es otra evidencia. Que han sido influencia de posteriores grupos, sirviendo como punto de inflexión entre dos épocas, es otra reflexión que creo acertada y exacta. La gran pregunta es… ¿Por qué no se ha continuado con el camino abierto por la banda de Thom Yorke en un sentido público? O mejor, ¿Por qué no se ha constituido una nueva generación iniciada por los Radiohead?

Beatles, Rollings o Creadence, en su momento, sembraron las bases sobre las que ha girado la música pop – rock en prácticamente todo el planeta. Con más o menos acierto, su influencia fue derivando en estilos y tendencias musicales que hoy aún se mantienen vigentes en bandas como Belle & Sebastian o Blur, así como formaciones patrias como La Buena Vida o La Habitación Roja. A esta popular insurrección, le seguirían otras muchas tendencias y estilos, desde el determinante glam abanderado por Bowie, a la psicodélia de Pink Floyd, pasando indudablemente por bandas de corte más duro como la maravillosa Velvet Underground, Led Zepellin o Ramones. Todos construyeron una generación dorada y añorada, que hoy provocan un cierto hastío entre el público más vanguardista.

Quizá la nostalgia de estas bandas obsoletas, sea uno de los motivos que no nos permita vislumbrar con la intensidad necesaria a los nuevos creadores que nos acontecen. Mientras que hace escasamente unos años íbamos a pasar la tarde a una tienda para intentar descubrir las novedades existentes en el mercado, hoy los buscadores de Internet nos proporcionan de forma gratuita la música introduciendo las palabras claves a la búsqueda deseada. Pero… ¿Cómo considerar a los integrantes de esta nueva generación de músicos que obtienen su mayor difusión a través de un servidor de descargas musicales? ¿La primera generación de la red? ¿La generación tecnológica? ¿La generación sin generación?

Hoy podemos encontrar innumerables tendencias, a cual más dispar y exuberante. Músicas de cualquier rincón del mundo, una gran gozada para cualquier público. Sin duda, liberalizar los aranceles culturales es siempre bueno, pero corremos un peligro con todo esto. La suma de muchos colores acaba formando el negro, un negro difuso que nos deja degustar la pigmentación de las distintas tonalidades que se funden. Creo que hay que estar abierto a todo lo que podamos encontrar por el ciberespacio, sin embargo, también creo que estamos dejando de degustar cosas realmente interesantes por el ansia de querer abarcarlo todo. El IPOD es un gran avance en las técnicas de almacenamiento y de escucha musicales, sin embargo, en ciertas ocasiones pretendemos llenar de gigas nuestro reproductor sin pensar que los gigas son sonidos, melodías y en definitiva, sentimientos en clave de Sol que hay que interiorizar y adecuar a nuestro esquema mental.

Lo bueno que había en la década de los 60 y 70, además de la propia música, era la identificación que se daba gracias a la repercusión provocada por medios de comunicación como la radio. Hoy las actuales radioformulas, no dejan de vendernos basura y de exprimir los éxitos de ayer, haciendo los 60 un cliché infumable y de “la movida madrileña” una pesadilla inacabable. Así, si te pica la curiosidad, tan sólo te queda un papel y un boli para apuntar lo que te pongan en Radio 3, y descargarte lo que puedas a través de Internet. Claramente el proceso de recepción e intercambio musical ha cambiado, pero los motivos por los que no hay una definición o etiqueta con la que comercializar nuevos productos se desconocen. El cambio social nos ha aislado físicamente, y por el contrario nos ha interconectado a través de un PC. Quizá seamos más libres así, y seguramente estemos viviendo un momento realmente dorado, que desde mi entender lo es, sin embargo, a mi me da la sensación de que nadie se está enterando de lo que pasa. Tenemos la oportunidad de asimilar nuevas concepciones musicales y nos dedicamos a acaparar. Vivimos en una constante permutación de sonidos y esquemas armónicos, y lo único que parece realmente nuevo y bueno es lo ocurrido hace 30 o 40 años. Tenemos la oportunidad de compartir todo lo que tengamos en nuestros discos duros con todos, y el todo está diseminado por las entrañas de la red sin ser capaces de sesgarlo adecuadamente. Esta claro que algo falla.

Parece que estemos sumidos ante un eslabón perdido en la cadena evolutiva de la socialización y sensibilización musical. Resulta claro que existen intereses en no comercializar ciertas tendencias que a buen seguro acabarían ahondando en la población. Es más fácil tener idiotizada a la gente, que hacerle pensar para avanzar en sus concepciones culturales, e indefectiblemente vitales. Un buen ejemplo lo tenemos en la publicidad, dónde escuchamos muchísima música muy alejada de los circuitos comerciales, y generalmente al target receptor les queda gana de seguir escuchando el tema del spot. Todo evoluciona, y si los grandes imperios de la comunicación nos dejan, la música mostrará el cambio que se ha desarrollado desde que decidieron que no interesaba mostrar más. Puede resultar absurdo, pero quizá necesitemos aunar esfuerzos bajo una etiqueta, para hacer ver a los mass media que no somos tan tontos y manejables como nos pintan. Tarde o temprano se definirá la revolución silenciosa que el mundo de la música está experimentando, hasta ese día seguiremos disfrutando cada uno en nuestros casas de lo que pasa.

… Sólo pretendía escribir un artículo sobre el disco de Thom Yorke en solitario, “The Eraser”. Me da pena que se quede en un gusto de unos pocos.

2 comentarios:

umla2001 dijo...

Yo lo tengo desde hace unos meses. Lo he escuchado poco. Radiohead han terminado por ser, para mí, algo así como una coca-cola. Al abrir la lata, era casi explosivo, chispeante, adictivo, tan rico y tan fresquito. Y con el paso de los años, aunque su sabor sigue siendo dulce, cada vez me deja más inerte. Quizá hoy sean más sofisticados, pero el vínculo con las almas de nuestra generación se ha roto.

En fin, que The Eraser me dejó bastante fría. Creo que hoy lo volveré a poner, en la media hora que tengo de camino a casa, en el coche.

Besos.

Jorge Peña dijo...

No hablo únicamente de Radiohead como banda, hablo de su ruptura en un momento determinado y la influencia que creo han tenido en lo que ha venido después, el problema, es que no se sabe bien lo que ha venido después...

Siguiendo con el simil de la Coca - cola, para mi son la chispa de la vida (ya se que suena un poco cursi), pero es así. Me aceleran, y discos como "Amnesiac" u "Ok Computer" me siguen poniendo los pelos de punta.

"The eraser", quizá sea un ejercicio de estilo... Pero ya quisieran muchos practicarlo.

Besos.