27 de junio de 2008

¿Conoces a Dylan?

Esta fue la pregunta: ¿Conocéis a Dylan? La respuesta fue silenciosa, ninguno de los bolivianos presentes conocía a este personaje. Sólo cabe pensar dos cosas: la primera, que no es tan conocido como pensaba, y la segunda, que no ha llegado todavía la revolución de los sesenta a este país. Quizá las dos sean válidas, aunque a ambas hay que sumarle una razón más contundente: La educación, y por ende la cultura boliviana, es tan pobre como su alimentación.

Álvaro es uno de los autóctonos que viven conmigo en el Palacio (el nombre como entenderéis es irónico). Me contaba que desde los siete años estaba en la calle trabajando. Al contrario que otros de su generación, él tuvo más suerte. Mientras que la mayoría de chamaquitos ronroneaban por las calles para conseguir algo de plata y dársela a su papá para que se lo gastara en bebida, Álvaro conseguía su dinero para ir ahorrando en su futuro. Copiloto de carruaje, vendedor de empanadas en la rotonda del Plan, albañil… Diferentes oficios que le supieron dar la espléndida sonrisa que muestra al exterior, pero que en su interior le robaron una niñez sin poder ir a la escuela. Al contrario que el resto de padres, el suyo fue un ejemplo de comprensión, sin embargo, tras su muerte, quedaron pocas opciones. Ante los escasos recursos de la familia, la Hermana Juana, dominica de un “claustro” cercano, lo alojó, lo llevó al colegio y le dio salida (con la ayuda de Dios, por supuesto). Hoy toca el violín en la orquesta de la Fundación. Parece contento con la vida que lleva.

El caso de Álvaro es un ejemplo tipo de boliviano salido de la pobreza y formado en la mediocridad de este sistema educativo, sin embargo, si hablas con él detenidamente no hay una comprensión (o interiorización) real de las materias recibidas. Toca un instrumento, de memoria; se ha leído los pocos libros que le han obligado en la escuela (o los resúmenes de los libros que venden en las librerías), y los recitas. Como él, todos (los que han podido ir a la escuela, claro). Aquí no importa entender las cosas, aquí hay que salir del paso en todo, eso sí, con tranquilidad, con mucha tranquilidad. A los niños les enseñan a dibujar con una imagen delante de lo que tienen que pintar, si le pides que reproduzcan por si solos un paisaje o la figura de un animal son incapaces. Todo es mecánico, no existe la sinergia de ideas o materias.

No se puede pedir mucho cuando los profesores pasan clase en tres colegios distintos por dos duros, o cuando el Ministerio de Cultura de Evo prohíbe (no es invención el uso de este termino, es así como salía en el periódico) que se le manden deberes a los críos en las vacaciones de invierno que ahora empiezan, o cuando se suspenden las clases porque los educadores tienen que corregir exámenes y están estresados… ¿Qué queda de todo esto? Una deficiencia acumulada de muchos años que impide que un país se desarrolle, y sobre todo, el estancamiento en la edad de piedra de sus recursos humanos. Sin irme muy lejos, en Cuba, con todo lamentable que es el régimen castrista, al menos los críos alcanzan un nivel formativo apto, si, con sus rollos de José Martín, el Ché, la Revolución y la culpa es de los yanquis, pero en la isla caribeña los niños tienen una mínima formación. Una prueba de ello es que en Cuba hay un mínimo movimiento intelectual, ¿conocéis algo cultural de Bolivia? Evidentemente hay gente con talento en este país, eso si, no han salido del Plan 3000 ni de los cinturones de pobreza de sus dos grandes ciudades.

El problema no es que no conozcan a Dylan. Le sigues preguntando por nombres tan fundamentales en latinoamerica como García Márquez, que es como si preguntas en España por Cervantes, ¡Y tampoco!… No digo que se haya leído sus obras, pero al menos decir: ¡Ah, claro el de “Cien años de Soledad”!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Jorge, como sabes hoy es viernes y hemos estado todos para comer y Maria me ha enseñado la forma de enviarte estos comentarios, como este es el primero va a servir de aprendizaje. Referente al que ha hecho tu primo Paco con relacion a la lechera, tiene el sentido de que su padre cuando era joven repartia leche con bicicleta, Cuidate y hasta pronto.

Emilio dijo...

Hola hermano de vuelta de tierras menos nobles y mas musicales,de mejores comidas y menores vivencias, de execesiva marchita opulencia de la Europa ancestral con humos llenos de sonrisas,de dignidades perdidas alrededor de un parlamento.
Me alegro que lo disfrutes, lo sufras y lo vivas.
No sabes la envidia que te tengo.
Besos.

Anónimo dijo...

Hola Jorgín, ahora mismo estoy en el polo opuesto del universo, me encuentro en Ibiza, he venido a ver mi amigo Gonzalo. Como bien sabes los extremos son malos, crueles y absurdos. Lo bueno es que en tu "extremo boliviano" hay gente como tú. Cuidate mucho y cuidame a los viejos que nunca mejor dicho se estan haciendo viejecillos.