29 de septiembre de 2006

Cantos de Sirena para Ulises suicidas

Suenan cantos de sirena para algunos, sólo que esta vez los Ulises no se quedan atados a escuchar el dulce sonido de las ninfas. Los Ulises de hoy, no tienen nada que perder y se lanzan a la mar libres de pies y manos, a probar suerte en su travesía, o mejor, a intentar probar algo digno que echarse a la boca. El efecto llamada de las sirenas no está en la voz exterior de la regularización de emigrantes, sino en la voz interior del estómago que pide indiscriminadamente un plato de comida con el que saciar su HAMBRE.

Quizá el tipo elegido para escribir esta palabra no recalifique suficientemente su total significado. Quizás no existan PALABRAS dignas e íntegras para representar lo que expresa este vocablo en África. El hambre arrasa. Más de 800 millones de personas pasan hambre todos los días, 300 de éstos son niños. Cada 3,6 segundos una persona muere de hambre y la gran mayoría son menores de 5 años… Datos que posiblemente por manidos y mencionados han pasado a ser un equipaje más de nuestras vidas, de la misma forma que cualquiera de las broncas entre los concursantes de Gran Hermano, o como la derrota de la selección de fútbol… Parece que nada tiene sentido… La vida, algo fundamental, acaba perdiendo todo fundamento, pormenorizándose en conjeturas mínimas, conjeturas sujetas (como casi todo) a las corrientes del poder los nuevos imperios devastadores de la globalización (esta frase se la robo a Horacio).

En todo este aluvión de informaciones escasamente sesgadas, sólo existe algo claro: El proceso extraordinario de incorporación de irregulares a la ciudadanía, a la cual pertenecen por naturaleza (insisto en lo de “naturaleza”), no ha sido el causante del éxodo mediático que estamos viviendo en la actualidad. Resulta bochornoso, indignante e incluso insultante, que se justifique una situación de estas características en una medida necesaria para la adecuación de un país en creciente progreso como España, que crece en gran medida gracias a la ayuda de este colectivo. No dejemos pasar por alto otro dato significativo, el crecimiento del 0,7% del PIB es consecuencia de la incorporación de esta nuevo estrato poblacional tras esta medida extraordinaria… ¿No les parece que merecen el reconocimiento de tener la hoja que les legalice como ciudadanos, o mejor como PERSONAS dignas de habitar en un país?... Mientras se desvía la atención hacia otros estadios de opinión, el mundo gira con su cadencia destructiva. Así, mientras la población africana trabaja limpiando el pescado con el fin de exportar sus maravillosos lomos, el pueblo se come la raspa que sobra (sí, la raspa, por si alguien no se ha enterado)… Mientras la iglesia predica su evangelio a los cuatro vientos la no utilización del preservativo para la fértil procreación, los africanos obedecen al dogma de fe impuesto por el Vaticano, fecundando muertes por VIH… Mientras los aviones parten desde Senegal con el pescado limpio y listo para ser consumido, otros llegan con armas para fomentar guerras existentes tras la división en tiralíneas de un país tras su descolonización (estos ejemplos son extraídos del documental “La Pesadilla de Darwin”, os emplazo a que le echéis un vistazo)

Existe graves peligros en todo este juego político – racial: podemos caer en una división de bandos insalvable, en la discriminación injustificada, y en nuestro caso particular, en la creación de bolsas de pobreza que pueden traer como consecuencia, revueltas como las desarrolladas en Francia. La libertad está en peligro, y no se pondrá fin sino atajamos el problema desde la raíz. La emigración en masa existirá si seguimos fomentando las diferencias entre el sur y el norte, entre el poder y la explotación, entre la pobreza extrema y el consumismo desorbitado. La única solución a este desastre se encuentra en el desarrollo socioeconómico de estos países, en la emisión de ayudas reales y suntuosas, y en la eliminación de los mandatarios corruptos que tratan a su vez con empresas y diplomáticos corruptos del imperio dominante. Quizás suene a discurso “hippie-perro-flauta”, pero amigos, os invito a que os asoméis a la realidad que se vislumbra a la orilla de nuestro literal… Quizá os encontréis un cadáver flotando en el agua…

2 comentarios:

umla2001 dijo...

¿Qué puede hacer la gente como tu y como yo, aparte de denunciarlo? ¿Existe realmente la vía política, la del votante que elige una opción que proclama ideales de igualdad, para volver a su cálida casa a repantingarse en su cómodo sofá? ¿Tenemos alguna posibilidad real de hacer que la situación cambie, quitando las ilusiones radicales del "hippie-perro-flauta" que se va con su perro y con su flauta a África, a mancharse las manos? ¿Al final te vas?

Jorge Peña dijo...

Me gusta creer en las razones utópicas, otra cosa es la utopía real, que evidentemente es imposible. No sé, es una denuncia desde la indgignación que me da al escuchar las radios cada mañana y ver que estamos perdiendo el norte, o peor, el rumbo, no sabemos dónde vamos y eso es peligroso. Por lo menos tenemos ojos y por q